lunes, 24 de diciembre de 2007

La Purísima es la madre consentida de la selva

Todo el año se venera a la Virgen en Maynas

Por Javier Medina

En Punchana, uno de los distritos metropolitanos de Maynas (Loreto), existe una sagrada y permanente devoción por la madre de Jesucristo. Es por ello que a La Purísima, como la llaman allí cariñosamente, se le venera durante todo el año con particulares atenciones, como el cambiarle el vestido cada semana para dejarla impecable y elegantísima ante los cientos de fieles que a diario se acercan a la iglesia de La Inmaculada (donde es guardada) para admirarla.

Según el párroco de dicho templo, Francisco Codesal, el amor por La Purísima data de más de 150 años. Cuenta que la imagen es la misma que fue adorada por españoles y mestizos que hacia la mitad del siglo XIX vivían en un poblado llamado Borja, desde el cual la corona española pretendía evangelizar la selva. En 1842, un grupo de indígenas quiso atacar la villa y los primeros escaparon del lugar llevándose a la Virgen con ellos.

Primero se desplazaron a lo que hoy es Iquitos, pero los nativos asentados en la zona no los recibieron bien, por lo que terminaron yendo al norte, y se quedaron definitivamente en Punchana (distrito que debe su nombre a la gran cantidad de roedores de monte que existía en dicho sector y que hoy están prácticamente extinguidos).

FINA ESTAMPA
En la actualidad, el grupo de damas que conforma la Legión de María es el encargado de elegir uno de los tantos atuendos que La Purísima llevará puesto durante siete días. Y es que la santa imagen tiene un sinnúmero de vestidos obsequiados por fieles, no solo de Punchana, sino de otras partes del Perú y del mundo. Agradecidos por algún favor concedido, los devotos le mandan trajes elaborados con las más finas telas, incluso algunos bordados con hilos de oro.

Las damas que forman parte de la Legión de María realizan, como una forma de dar gracias a La Purísima, obras de bien social en favor de gente necesitada. Así, la bondad que reciben de la Virgen es derivada a los demás.

Publicado en EL COMERCIO (Perú) - 24 de diciembre 2007

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